INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS
"Dentro
de la naturaleza humana se halla el que nos inclinamos a considerar equivocado
lo que nos causaría displacer aceptar como cierto." (Sigmund Freud)
Por. Lic. Alejandro Quiroga
El Psicoanálisis es, a la vez, un conjunto de teorías
psicológicas, un método de investigación y un método psicoterapéutico creados
por Sigmund Freud.
Sigmund Freud (1856-1939) nació en Moravia. A
los cuatro años se estableció en Viena con su familia. Allí pasó la mayor parte
de su niñez y adolescencia. Estudió Biología y Medicina, especializándose en
Neurología.
En 1885 viaja a París para completar sus estudios.
Allí trabaja a las órdenes de un médico bastante innovador llamado Charcot.
Charcot pensaba que algunas enfermedades mentales no tenían
una causa orgánica sino psicológica, y se mostraba interesado en la utilización
de la hipnosis como método terapéutico.
Con Charcot, Freud se inicia en el estudio de la
histeria y en la aplicación de la hipnosis como terapia. La influencia de Charcot
será fundamental para estimularlo a separar lo psicológico de las ataduras de
lo anatómico y la hipnosis será la puerta de entrada que lo llevará a la
postulación del Inconsciente.
Freud observa, por citar un ejemplo, a una persona a
la cual, en pleno trance hipnótico, se le ordena que lo primero que hará al
salir del trance sea buscar un paraguas y salir a la calle. Efectivamente, ni
bien "despierta" esto es lo que hace la persona, toma un paraguas y
se dispone a salir a la calle. Cuando se lo interroga por los motivos de tal
acto, teniendo en cuenta que se trataba de un día de pleno sol, la persona,
luego de titubear unos segundos, contesta que creía haber leído en el periódico
el anuncio de posibles lluvias.
Este tipo de experiencias llevan a Freud a postular
la existencia de motivaciones que dirigen nuestros actos pese a ser
desconocidas para nosotros.
El psicoanálisis se opone a identificar
lo psíquico con lo consciente. Los procesos conscientes constituyen apenas una
fracción de la vida anímica total. Freud afirma que existe un pensamiento y una
voluntad Inconsciente.
No es el estudio de la hipnosis el único campo que
sostiene estas afirmaciones. Freud presta atención a otros fenómenos que nunca
antes habían sido considerados dignos de ser estudiados científicamente.
Comienza inspeccionando los actos fallidos y los sueños.
Los Actos Fallidos
En su escrito "Psicopatología de la vida
cotidiana" analiza con su rigor característico los llamados actos
fallidos; fundamentalmente las equivocaciones orales y los olvidos momentáneos.
Equivocaciones orales (Lapsus linguae) o escritas
(Lapsus Calami)
Cuando una persona dice una palabra por otra,
Escribe una palabra por otra,
Lee en un texto impreso algo distinto de lo que en
el mismo aparece,
Oye cosa diferente de lo que se dice.
Olvidos momentáneos
Lagunas mentales (olvido de nombres)
Pérdida de objetos
Olvido de propósitos (ej. Olvidar una cita)
Del estudio de los actos fallidos concluye que no son
simples casualidades, sino actos psíquicos que tienen un sentido, y deben su
génesis a la oposición de dos intenciones diferentes. El acto fallido
representa el conflicto entre dos tendencias incompatibles.
El olvido, y por tanto, la no ejecución de un
propósito, testimonia de una volición contraria opuesta al mismo.
Cuando alguien olvida acudir a una cita a la que
prometió ir; el fundamento de tal olvido puede buscarse en:
Escasa simpatía hacia la persona de la cita o algún
sentimiento encontrado hacia ella
Recuerdo penoso vinculado al lugar de la cita
Recuerdo desagradable vinculado a algún otro factor
relacionado con la cita como podría ser el momento del día, el día (ej. Día de
la madre), o un factor climático.
Freud describe y analiza en su obra una
serie de ejemplos de actos fallidos de algunos de sus pacientes y otros de su
propia vida, que por cuestiones de espacio no vamos a desarrollar aquí, pero
recomiendo al lector el análisis de dichos ejemplos, muchos de los cuales Freud
expone en sus "Conferencias de Introducción al Psicoanálisis".
Un punto importante respecto a los
actos fallidos reside en su cotidianeidad. Todos podemos observarlos con
facilidad en la vida cotidiana. Lo mismo puede decirse de los sueños. Y, en
ambos fenómenos Freud encuentra la presencia en el hombre de tendencias
susceptibles de actuar sin que él se dé cuenta.
Los sueños
Es una osadía de Freud dedicarse, a
nivel científico, a la interpretación de los sueños, ya que pocas cosas son
menos objetivamente observables que un sueño. Una de sus obras más famosas se
titula precisamente "La interpretación de los sueños". Interpretar
significa hallar un sentido oculto.
Durante el dormir, el cuerpo duerme
pero el psiquismo no. Aún en el estado de reposo, actúan sobre el psiquismo
estímulos a los que el psiquismo tiene que reaccionar. El sueño es la manera de
reaccionar del psiquismo a las excitaciones perturbadoras que sobrevienen
durante el estado de reposo.
Freud propone interpretar los sueños,
interrogando al soñante. “¿Qué haríais vosotros ante una manifestación mía
que juzgarais incomprensible? Sin duda me interrogaríais: Y entonces, ¿por qué
no hemos de hacer lo mismo con el soñante? ¿Por qué no preguntarle a él mismo
lo que su sueño significa?” (Freud - "Introducción al
Psicoanálisis").
El sujeto generalmente refiere, en
primera instancia, no saber nada acerca del sentido de su sueño. Pero Freud
sospecha que el durmiente sabe, a pesar de todo, lo que significa su sueño,
pero no sabiendo que lo sabe, cree ignorarlo. Estas son las hipótesis
freudianas sobre los sueños:
El sueño es un fenómeno psíquico que
tiene un sentido.
Se realizan en nosotros hechos
psíquicos que conocemos sin saberlo (hipótesis comprobada en el estudio de la
hipnosis).
El sujeto del sueño posee un
conocimiento del mismo, pero un conocimiento que le es, por el momento,
inaccesible.
Freud intenta relacionar los resultados
de su indagación sobre el olvido de nombres propios con el fenómeno de los
sueños. Así como en el olvido de nombres propios reconocemos inmediatamente que
los nombres evocados no son sino sustitutivos del nombre olvidado, por qué no
indagar si en los sueños sucede algo similar.
Los elementos que se manifiestan en el sueño son sustitutivos de otros
contenidos Inconscientes.
Freud distingue entre contenido
manifiesto y contenido latente del sueño. El contenido manifiesto es el relato
del sueño tal como el sujeto lo comunica, mientras que el contenido latente es
el sentido oculto al que Freud intenta arribar preguntándole al soñante en base
a las siguientes pautas:
La labor de interpretación no debe
preocuparse por lo absurdo que pueda parecer el contenido manifiesto.
La labor debe reducirse a despertar
representaciones sustitutivas en derredor de cada elemento del sueño.
“Impondremos al sujeto, como regla
inviolable, la de no rehusar la comunicación de ninguna idea, aunque la
encuentre insignificante, absurda, ajena al sueño o desagradable de comunicar”.
Debe esperarse hasta que lo
Inconsciente oculto surja espontáneamente a partir de las asociaciones del
paciente.
A esta técnica se la denominó
“asociación libre”.
La investigación de los sueños toma
impulso a partir del análisis de los sueños infantiles. A diferencia de los
sueños de los adultos, los sueños infantiles son breves, claros, coherentes y
fácilmente inteligibles. Tienen un sentido inequívoco. En ellos coincide el
contenido manifiesto con el latente (no hay deformación).
Tomemos el siguiente ejemplo: Una
niña de tres años había hecho durante el día su primer paseo por el lago, que
le pareció corto y rompió en llanto cuando la hicieron desembarcar. A la noche
sueña que navega por el lago, continuando el paseo interrumpido.
El sueño infantil es una reacción a un
suceso del día anterior que deja tras de sí un deseo insatisfecho. Dice Freud:
“El sueño trae consigo la realización directa y no velada de dicho deseo.”
El estímulo del sueño va a ser siempre
un deseo.
El sentido del sueño es la realización
de un deseo.
Así como en los actos fallidos se ve
una transacción entre dos tendencias; algo similar ocurre en los sueños:
Las dos tendencias que chocan en el
sueño son el deseo insatisfecho y el deseo de dormir.
El
sueño sería el resultado de una transacción: sin dejar de dormir, satisfacemos
un deseo. Al satisfacerlo, podemos seguir durmiendo. En los niños la cosa es
cristalina. En los adultos, por su parte, los deseos que motivan el sueño
suelen ser deseos no aceptables para la conciencia. Freud encuentra que esos
deseos son generalmente deseos de tipo sexual.
Estos deseos "incómodos" para
la conciencia son reprimidos. No son eliminados sino desterrados a lo
Inconsciente.
En el sueño interviene una instancia de
censura que elimina ciertos elementos (lagunas del sueño) y sustituye ciertos
elementos por otros (simbolismo del sueño). El sueño es, entonces, resultado de
una elaboración psíquica, una formación de compromiso entre lo reprimido que
intenta emerger y la censura que se lo impide. Lo mismo encontrará Freud en la
formación de síntomas.
Los síntomas
Ya desde su colaboración con Charcot,
Freud se interesa por pacientes que presentan síntomas que no tienen ningún
tipo de justificación orgánica. Por ejemplo, un sujeto que presenta una
parálisis en una mano sin ningún tipo de daño anatómico. Los médicos lo
revisaron, le hicieron todos los estudios y el hombre estaba perfecto, pero no
podía mover la mano. En estos casos, Freud relaciona la formación del síntoma
con un retorno de lo reprimido. Freud descubre que la inmovilidad de la mano
guarda relación simbólica con el "haber tocado o deseado tocar algo que no
permitido". Es decir, que el síntoma se desarrollaba en base a una
significación que era desconocida para el sujeto; una significación
Inconsciente.
Freud se vincula con Joseph Breuer,
otro médico que estaba interesado en este tipo de casos. Breuer había tratado
mediante hipnosis a una mujer joven (Anna O.) que presentaba un cuadro de
histeria. En trance hipnótico, se la incitaba a expresarse verbalmente,
obteniendo como resultado la comunicación de fantasías y deseos que en el
estado de vigilia la mujer ignoraba.
Freud postula que la enfermedad
psíquica debe su génesis a un conflicto entre fuerzas psíquicas que se oponen.
El síntoma surge de ese choque de un impulso psíquico (Freud lo llamará
pulsión) inaceptable para el sujeto que demanda satisfacción y otro agente
psíquico también que se le opone. El síntoma surge como una formación de
compromiso.
Existen
en nuestro psiquismo impulsos que por entrar en conflicto con la moral tienen
obstruido el acceso a la conciencia. Estos impulsos son reprimidos. Pero lo
reprimido no pierde su energía y pugna por abrirse camino. En ciertos casos, el
proceso de represión fracasa y no puede impedir el retorno de lo reprimido
dando origen al síntoma que es una formación de compromiso porque conlleva la
satisfacción del deseo reprimido pero no en forma directa, ya que la parte
represora alcanza a "disfrazarlo".
En sus investigaciones sobre las
neurosis Freud encuentra que las tendencias reprimidas que intentan hallar
satisfacción son de índole sexual (lo mismo que le revelaban sus observaciones
sobre los sueños).
Todo esto conduce a Freud al estudio de
la sexualidad humana; tema que intenta abordar desde sus orígenes. Freud indaga
y descubre la sexualidad infantil.
La sexualidad Infantil
Máxime en aquella época, se consideraba
a la sexualidad como un fenómeno, inexistente en la niñez, que emerge recién en
la pubertad cuando los órganos genitales alcanzan su pleno desarrollo. Este es
uno de los puntos que más se le cuestionan a Freud, el darle excesiva y
perturbadora importancia a la sexualidad. Particularmente he comprobado que la
mayoría de las personas que hace esta objeción hoy por hoy, lo hacen a partir
de la ignorancia. Por ello, me parece importante aclarar que para Freud la
sexualidad no se reduce a la genitalidad. Freud asocia lo sexual con el placer.
Encuentra que no son los órganos genitales las únicas partes del cuerpo donde
se puede hallar placer. Freud sostiene que existe una actividad sexual
infantil, que es autoerótica, en cuanto encuentra satisfacción en su propio
cuerpo.
La primera manifestación de una
sexualidad infantil que Freud encuentra es el chupeteo. El chupeteo consiste en
un contacto succionador rítmicamente repetido llevado a cabo con los labios.
Tiene su origen el acto de la succión del pecho materno (el primer acto
placentero de la vida). Los labios del niño quedan constituidos de este modo
como zona erógena (cualidad que con modificaciones conservará en la adultez).
La actividad sexual (búsqueda del
placer) se apoya primariamente en las funciones destinadas a la conservación de
la vida (saciar el hambre) pero luego se separa y se hace independiente. El
chupeteo surge entonces como un intento de repetir la sensación placentera
acaecida durante la succión del pecho materno. A este momento del desarrollo de
la sexualidad se lo llamará "etapa oral" dado que es la boca la parte
del cuerpo que se constituye como zona erógena privilegiada.
Las
zonas erógenas son partes de la epidermis o de las mucosas en las cuales
ciertos estímulos hacen surgir una sensación de placer de una determinada
cualidad. Existen zonas erógenas predestinadas (partes del cuerpo que suelen
tener de por sí una mayor sensibilidad como los labios, pezones, genitales),
pero cualquier otra región de la epidermis o mucosas pude constituirse en zona
erógena.
Freud encuentra que la sexualidad
infantil pasa luego por otra etapa a la que se refiere como "etapa
anal".
Los trastornos intestinales, frecuentes
en la infancia, hacen que no falten nunca intensas excitaciones relativas a la
zona anal. El niño no tarda en descubrir sensaciones placenteras relacionadas
con la defecación.
“Aquellos niños que utilizan la
excitabilidad erógena de la zona anal, lo revelan por el hecho de retardar el
acto de la excreción hasta que la acumulación de materias fecales produce
violentas contracciones musculares y su paso por el esfínter una viva
excitación de las mucosas.” (Freud - Introducción al Psicoanálisis).
Los niños no tardarán en descubrir las
cualidades erógenas de los genitales. Dice Freud que los órganos genitales se
hallan relacionados con la micción, de manera que no pueden faltarle estímulos.
Es inevitable que la sensación de placer que puede emanar de esta parte del
cuerpo se haga notar en los niños ya en su temprana infancia.
En los primeros años el niño ya ha
encontrado muchas formas de obtener placer y las ejercita sin reparos, ya que
los "diques anímicos" contra las extralimitaciones sexuales (el
pudor, la repugnancia, la moral) no están desarrolladas aún. Cuando estas instancias
se comienzan a desarrollar en el proceso de socialización, este brote precoz de
la sexualidad cae bajo la represión, sospechando Freud que esto se relacione
con la particular amnesia que los adultos tenemos sobre los primeros años de
nuestra infancia.
El complejo de Edipo
Freud toma el nombre de la tragedia
griega de Sófocles "Edipo Rey", personaje mitológico que, sin
saberlo, termina matando a su padre y casándose con su madre.
El complejo de Edipo es para Freud el
fenómeno crucial de la sexualidad en la primera infancia. Tanto el niño como la
niña tienen como primer objeto de amor a la madre. Para ambos, el padre es, al
comienzo, un fastidioso rival.
Freud observa huellas del Edipo en la
búsqueda, por parte de algunos hombres, de mujeres con características
similares a la madre. La elección de objeto amoroso obedece a razones
Inconscientes que datan de la primera infancia.
El ocaso del complejo de Edipo se da
por identificación del niño con los aspectos de autoridad de las figuras
paternas (prohibición del incesto), y constituye para el prestigioso
antropólogo Claude Levi-Strauss el pasaje de la naturaleza a la cultura.
A
lo largo de su obra, Freud irá construyendo teorías acerca del funcionamiento
del psiquismo.
Primera Tópica del Aparato Psíquico
En 1915, Freud propone la presencia de
tres instancias psíquicas:
1. Sistema Consciente
2. Sistema Preconsciente
3. Sistema Inconsciente
1. Sistema Consciente. Freud no
se esfuerza demasiado por caracterizar la conciencia, dado que la adecua a lo
que los filósofos y el mismísimo "saber popular" consideran al
respecto. "Cuando se habla de conciencia, todo el mundo sabe
inmediatamente, por experiencia, de qué se trata." La conciencia está
asociada a la percepción y cumple una función selectiva, recibiendo y filtrando
los estímulos provenientes tanto del mundo exterior como del interior. De toda
la información que se ofrece a nuestra percepción, somos conscientes
momentáneamente de ciertos elementos y de otros no.
2. Sistema
Preconsciente. Es una instancia cuyos contenidos no están en la conciencia
pero son susceptibles de acceder a ella. Por ejemplo, mientras escribo este
texto alguien me interrumpe y me pregunta cuál es mi ópera favorita. Accederán
a mi conciencia contenidos que hasta hace un momento no estaban en ella,
aparecerán nombres de ópera, la representación de la música, de alguna puesta
que haya visto y contestaré "La Flauta Mágica". Todo lo referente a
esta ópera de Mozart no estaba en mi conciencia mientras estaba escribiendo
sobre Psicoanálisis, pero ante la pregunta, está información pasa, sin
problemas, a la conciencia.
3. Sistema
Inconsciente. Constituye el gran descubrimiento freudiano. El Inconsciente
es un sistema psíquico cuyos contenidos no tienen acceso a la conciencia, al
menos no fácilmente, porque han sido reprimidos y encuentran una resistencia
cada vez que intentan acceder a la conciencia. Estos contenidos Inconscientes
son representantes de las pulsiones que tienen vedado el acceso al sistema
preconsciente – consciente.
Lo que intenta el psicoanálisis es
hacer consciente lo inconsciente a partir de la palabra mediante el ya
descripto método de "asociación libre" y la interpretación.
Se
utiliza el término "tópica" para indicar que estos sistemas son
"lugares virtuales", es decir, producto de una conceptualización
espacial que carece de cualquier tipo de vinculación anatómica. El Inconsciente
no está ubicado en ninguna parte de nuestra fisiología; es un espacio virtual.
Segunda Tópica Freudiana
En 1923, en su obra "El Yo y el
Ello", Freud expone su segunda hipótesis estructural acerca del psiquismo,
en la cual presenta también tres instancias:
1. El Ello
2. El Súper-Yo
3. El Yo
1. El Ello. Constituye
el polo pulsional de la personalidad. Contiene las pulsiones Inconscientes, en
parte innatas y en parte reprimidas. El Ello es totalmente Inconsciente.
2. El
Súper-Yo. Se forma por la interiorización de las exigencias y prohibiciones
parentales. Su tarea es comparable a la de un juez respecto al yo. Son
funciones del Súper-Yo la conciencia moral, la autobservación y la formación de
ideales. El Súper-Yo es el asiento de los valores, la discriminación entre lo
que está bien y lo que está mal. Es, por ende, una instancia netamente cultural
y tiene "partes" conscientes, preconscientes e Inconscientes.
3. El Yo. El
núcleo del Yo se asocia al sistema percepción-conciencia, pero no se limita a
eso, dado que Freud adjudica al Yo la tarea defensiva de la represión; y la
represión es Inconsciente.
Tal como señalan Laplanche y Pontalis
en su "Diccionario de Psicoanálisis", el Yo "se encuentra en una
relación de dependencia, tanto respecto a las reivindicaciones del Ello como a
los imperativos del Súper-Yo y a las exigencias de la realidad". Si bien
es una instancia que se exhibe como mediadora y como representante de los
intereses de la totalidad de la persona, Freud puntualiza que la autonomía del
Yo es ficticia.
Los
desarrollos freudianos son harto complejos y extensos. El presente trabajo
procura realizar apenas una presentación introductoria del Psicoanálisis, un
esbozo de sus inicios. Seguir profundizando a partir de aquí queda, entonces,
librado al interés del lector.
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