EL ADOLESCENTE Y EL CONSUMO DE MARIHUANA
EL ADOLESCENTE Y EL
CONSUMO DE MARIHUANA
Cualquier
consumo de sustancias tanto en la niñez como en la adolescencia implica un
riesgo, por la inmadurez emocional que se presenta en esas edades y porque los
sistemas biológicos en general, no han alcanzado la plenitud en su desarrollo.
De
ahí, que el uso de sustancias en esa faja etaria sea complicado, por lo cual se
hará énfasis en este sector de la población, pero atendiendo especialmente a la
marihuana (cannabis) que no escapa a los riesgos que se corren al consumirla.
EL CANNABIS
Se conoce como cannabis al polvo que se extrae de
tallos, hojas y flores, oreados del cáñamo ìndico. Los seres humanos han producido desde tiempos antiquísimos
esta planta, por sus cuantiosos usos: como fuente de fibra textil, como planta medicinal (hay
escritos sobre este uso que proceden del 2737 A. C.) y como psicotrópico.
La fibra
del cannabis tiene varios usos,
incluyendo la fabricación de vestimenta, cuerdas, textiles industriales y para conseguir pasta de
papel. El aceite de sus semillas que no contiene cannabinoides se puede
usar como combustible y alimento. Las semillas enteras, o sus residuos que
quedan tras la extracción del aceite, se utilizan como alimento para mascotas y
para el ganado.
Muchas de
las variedades del cannabis tienen propiedades psicoactivas,
tan es así que del cannabis se derivan drogas como la marihuana,
el hachís...
Se habla
de "Marihuana" para nominar a las variedades que contienen
THC, (tetrahidrocannabinol) y a sus brotes, donde se acumulan y extraen cannabinoides en mayor porcentaje que en el resto de la planta.
Se conoce
como “Cáñamo" a las variedades
con bajo contenido en THC, (tetrahidrocannabinol) usadas para extraer sus fibras.
Actualmente,
a causa de sus propiedades psicoactivas, el cultivo del cannabis ha sido reglamentado
o prohibido, en varios países.
LA
MARIHUANA Y LOS ADOLESCENTES URUGUAYOS
Según el periódico “El País” (31/08/18) tres de cada cuatro
jóvenes consumieron drogas en el último año, al extremo de afirmar, que los
jóvenes estudiantes de nuestro país fuman más marihuana que tabaco.
Lo preocupante
es que la legalización de la venta de marihuana a través de lugares
habilitados, no solo no tuvo grandes consecuencias sobre el mercado negro, sino
que además acrecentó todos los indicadores de consumo a nivel nacional en el
Uruguay.
Ya en 1948 la Organización
Mundial de la Salud (OMS) concluyó que el consumo de cannabis y sus derivados
(marihuana, hachís, etc.) era arrriesgado desde el punto de vista físico, psicológico
o social.
Últimamente,
se les agregó la marihuana sintética (cannabinoides) considerada aún más
perjudicial, ya que los efectos de su consumo son de aparición lenta y más
duradera.
Los
síntomas más generalizados son los que corresponden al síndrome afectivo (amotivacional) donde el consumidor manifiesta un
desinterés y apatía frente a todo, se
altera su forma de pensar, apareciendo dificultades memorísticas, así como de
la atención (falta de concentración) todo lo cual incide notablemente en el
aprendizaje.
También
se advierten enlentecimiento en las funciones sensoriales (visuales y
auditivas) y perceptivas (témporo-espaciales) volviéndose el consumidor torpe, respecto a su coordinación motora.
Provoca
incoordinación y falta de equilibrio, aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia)
enrojecimiento de los ojos-ojos rojos- (inyección conjuntival,) resequedad de
la boca y en la garganta y somnolencia.
A
nivel físico y fisiológico provoca bronquitis, cáncer de pulmón (a veces con
más intensidad que las que provoca el tabaco). Causa padecimientos a nivel de
la actividad sexual y de la capacidad reproductiva, no solo porque desciende la
libido (deseo sexual) sino que al disminuir
el número de espermatozoides y su motilidad (movimiento), podría provocar esterilidad
en el varón.
En
las mujeres embarazadas y adictas tiene efectos dramáticos, pues puede generar
malformaciones fetales y partos prematuros.
A
nivel afectivo (psicológico) paraliza el
cerebro racional y libera las estructuras y funciones más primarias y arcaicas del cerebro
emocional. Es una droga dura que junto al alcohol, está entre las primeras
sustancias psicoactivas dispuestas a alterar intensamente la conducta humana. Hay
suficientes evidencias científicas actualizadas sobre el brote de
esquizofrenia, detrimento cognitivo, la acción
cancerígena y la violencia disruptiva a causa del consumo de marihuana.
CICLO DE CONSUMO
Se
sostiene que la marihuana si bien es una droga de comienzo (iniciática) entre
los jóvenes, oficia de plataforma hacia el consumo de otras sustancias más
peligrosas, como la pasta base, la heroína…
Desde
la década del 70 del siglo pasado, en Europa, se sabe de un período de consumo
que inicia con marihuana y pasa a otras sustancias más “pesadas” como la heroína, el LSD,
la morfina…hasta llevar al policonsumo, al mezclar las drogas con el alcohol.
Las
consecuencias no son nada felices: o apagan la vida poco a poco o la terminan.
DROGADICCIÓN: DILEMA TÓXICO
Los
grandes errores en el uso de sustancias tóxicas entre los adolescentes, son:
1.-Por
parte de los adolescentes, la ilusión
de que las drogas “liberan” cuando en verdad “esclavizan y someten”
2.-
Por parte de los padres, el engaño de
que con el consumo de sustancias tóxicas los adolescentes manifiestan su rebeldía,
cuando, a veces, los están imitando, al ver por ejemplo, a su padre tomar
varias copas de alcohol en el día o
fumarse un paquete de cigarrillos diarios y a su madre consumir tranquilizantes
o pastillas para dormir.
A MODO DE
REFLEXIÓN FINAL:
¿Es
acaso posible, en este escenario, condenar
al hijo adolescente porque se está “intoxicando” con marihuana?
Dra. Elizabeth Ponce
de León.
Psicóloga. Psicoterapeuta
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